A Miguel (7 años) ya no le da miedo la oscuridad, ha estado más tranquilo (a pesar de su TDAH) menos berrinchudo y llora menos. Ahora le preocupa el planeta, el agua, los glaciares. Su lenguaje ha mejorado, usa un mayor vocabulario. Se muestra más seguro de sí mismo, enfrentó a un niño mayor que pellizcó a su prima. Afirma que su papá, ya fallecido, era muy inteligente y que se lo está transmitiendo.
Manuel (11 años) ahora se enoja y rezonga mucho menos, se ha vuelto más platicador y ahora te mira a los ojos. Se ha vuelto más acomedido y pregunta constantemente “¿en qué te ayudo?” Tiene más paciencia para hacer las cosas que no le salen bien. Ha mejorado su problema de lenguaje y su comprensión de lectura.
Emiliano (9 años). Ha estado muy cariñoso, nos repite: “te amo mucho”. Ahora se entretiene solo y concentrado. Ya no habla sin parar, tiene momentos en silencio y tranquilo. Ha aumentado mucho su tolerancia a la frustración, antes le enfurecía perder, ahora lo acepta tranquilo. Ve mucho menos pantallas y acepta sin berrinche cuando se le pide dejarlas. Toma la iniciativa para hacer su tarea, para bañarse y lavarse los dientes. Ahora le gusta ayudar en lo que puede.
"El desarrollo de la Visión Extra Ocular en jóvenes es probablemente, el aspecto menos importante del desarrollo de este fenómeno, ya que los niños se vuelven más seguros de sí mismos, trascienden miedos, dejan de ser sujetos a bullying y se vuelven líderes. En resumen, hablamos de un paso trascendental hacia su madurez tanto social, como emotiva y espiritual —una elevación de consciencia.—"
Lina Herrera M.N.
Jonathan (9 años). Ya no quería ir a la escuela pues no podía leer. Ahora se levanta solo y se alista para ir contento a la escuela (ya puede leer fluidamente y le interesan las matemáticas). Ya no tiene miedo a la oscuridad; ayuda voluntariamente al quehacer de su casa; le preocupa que su mamá coma a sus horas y tenga ropa nueva; devolvió una cartera que encontró con mucho dinero; se empeña más en lo que le cuesta trabajo. Cabe mencionar que ahora puede leer, con antifaz y sin él.
Mariano (10 años). Ahora maneja mejor su enojo expresando verbalmente lo que siente, muestra más tolerancia a la frustración y supera más rápido momentos difíciles. Ordena, recoge y barre por iniciativa propia. Se muestra más seguro y fluye mejor con su creatividad. Se muestra más cariñoso y agradecido en general.
Mi hijo (7 años). Cuando se enoja se muestra menos desbordado que antes, con menos reacciones corporales, tolera más la frustración. Se muestra más cariñoso y cuidadoso con los demás; más expresivo, relajado y ecuánime. Comunica mejor sus sentimientos e ideas, sus opiniones son más sólidas, puede diferir de otros con seguridad. Muestra empatía, después de una discusión se acercó a su papá para preguntarle cómo estaba.
Mi hija (12 años). Estaba deprimida y ya no quería ir a la escuela pues sufría de bullying, ahora va contenta pues es muy buena estudiante. Discute menos, hace menos berrinche y se lleva mejor con su hermanita de quien siempre se mostró celosa. Se muestra más responsable, limpió y arregló su cuarto y ahora se baña diario, todo por iniciativa propia. Se altera menos, está más tranquila y se logra mantener fuera de los conflictos de sus papás.
Sabina (12 años). Se muestra menos tímida, con más iniciativa para hacer cosas que antes evitaba. Se muestra más relajada ante eventos que antes la hubieran estresado, proyecta menos y actúa más. Se mostró menos frustrada y enojada ante una enfermedad que le duró dos semanas. Pide con más madurez y claridad lo que necesita. Percibe más virtudes que defectos en sus compañeros de la escuela. Ahora prepara sus proyectos de la escuela sin pedir ayuda, sintetiza con mayor facilidad. Se mostró firme y segura ante una niña que la molestaba. Se muestra más sólida, logra hablar de temas que antes le costaban trabajo.
Mi hija (10 años). Se levanta con mayor facilidad y a la vez se relaja cuando no hay que madrugar. Se muestra más tolerante, se enoja menos y cuando lo hace en lugar de alejarse, se queda y verbaliza lo que siente. La notamos más determinada, más confiada, más madura. Se pone a estudiar sola, sin resistencia como antes. Ahora dibuja mucho, con libertad y creatividad. Más espontánea al reír, llorar o enojarse, es “más ella”. Se muestra más segura de sí misma y menos indecisa.